El Papel de la Educación en la
Transformación Social del Territorio en el Meta
" La
escuela transmite datos, conocimientos, saberes y resultados de procesos que
otros pensaron, pero no enseña ni permite pensar”
Estanislao Zuleta
El departamento del Meta en Colombia ha sido históricamente uno de los
territorios más afectados por la violencia y las desigualdades sociales. En
este escenario surge una pregunta crucial: ¿Qué está haciendo el sistema
educativo para cerrar estas brechas sociales? No solo a nivel nacional, sino
específicamente en este departamento. Esta pregunta lleva a reflexionar sobre
el papel de la escuela y las políticas públicas que guían el sistema educativo,
cuestionando si estas políticas están realmente dirigidas a la producción de
conocimiento o si responden a sistemas hegemónicos que se alinean con políticas
económicas capitalistas, donde la educación se concibe como un sistema de
producción empresarial.
Orlando Pulido Chaves, en su
análisis sobre hegemonía y cultura, plantea que las políticas públicas
educativas pueden reflejar y perpetuar dinámicas de poder hegemónicas. " En
todo esto es claro el papel de
los intelectuales. Desde quienes formulan las políticas educativas hasta
quienes las implementan en las dependencias oficiales y privadas, pasando por
los maestros, los directivos y el personal administrativo de las escuelas, lo
que se hace es materializar concepciones sobre la educación y la sociedad. "
(Pulido, 2006, p. 238). Por consiguiente, muchas de estas políticas,
en lugar de fomentar un conocimiento crítico y transformador, pueden estar
diseñadas para producir individuos económicamente productivos que sirvan al
sistema capitalista. Esto convierte a la educación en una herramienta de
reproducción social, donde el objetivo principal no es el desarrollo integral
de los estudiantes, sino su inserción en el mercado laboral. Según Zuleta,
( 2010) “Se trata en esencia de prepararlo como un
empleado del capital, por lo tanto, lo importante no es que piense o no piense
sino que haya logrado manejar determinadas habilidades que permitan producir
resultados determinados”(p.7)
En el contexto del Meta, esta perspectiva,
obliga a examinar cómo las políticas educativas han sido influenciadas por
estas dinámicas hegemónicas. La región, marcada por la violencia, la
desigualdad social y por qué no decirlo, por el olvido estatal, requiere una
educación que vaya más allá de la mera instrucción técnica y profesional.
Necesita un sistema educativo que promueva el pensamiento crítico, la autonomía
y la capacidad de los estudiantes para convertirse en agentes de cambio en sus comunidades,
que sean capaces de defender su territorio de la explotación minera, de la
ganadería expansiva y los monocultivos de palma africana que impactan en medio ambiente, las zonas de reserva
natural y la fuentes hídricas.
En este sentido, Humberto Maturana y Francisco Varela, (2002) a través de
sus conceptos de biopedagogía y autopoiesis, ofrecen una alternativa a este
modelo hegemónico de educación. La biopedagogía concibe el conocimiento como un
proceso que se construye a través de la interacción de los sujetos con su
entorno y con los demás. Según Maturana, el conocimiento surge de la
observación y la experiencia del mundo interior y exterior, transformando a los
individuos en seres autónomos y críticos. " es· tarea de los educadores hacer uso de la enseñanza,
cualquier enseñanza, como un medio para educar en la creación de! espacio
viviente que llevará al estudiante a llegar a ser un ser humano responsable,
socialmente consciente y que se respeta a sí mismo. " (Maturana, 2002 p. 42).
Desde esta perspectiva, es
necesario repensar el papel del sistema educativo en general, en Colombia y en el Meta , ya que la escuela debe convertirse en un espacio de
convivencia y transformación. Un lugar donde los estudiantes puedan desarrollar
una comprensión profunda de su realidad y adquirir las herramientas para
cambiarla, pero sobre todo para respetarse así mismo, al otro y a su entorno.
Este enfoque reconoce la importancia de la interacción y la experiencia
personal en la construcción del conocimiento, promoviendo una educación que sea
verdaderamente inclusiva y equitativa.
Por lo tanto, estas transformaciones se dan en la medida que las políticas
públicas cambien, puesto que como nos lo
expone Pulido Chaves, quien nos ofrece un marco teórico para entender
cómo las políticas educativas pueden actuar como sistemas abiertos que se
autoorganizan y se transforman en respuesta a las fluctuaciones del entorno. En
el contexto del Meta, esto significa que las políticas educativas deben ser
flexibles y adaptativas, capaces de responder a las necesidades cambiantes de
la comunidad y de fomentar la autoorganización y la resiliencia, sobre todo la
capacidad de convertirse en territorios auto sostenibles.
En este orden de ideas, Pulido ( 2006) retoma la teoría Prigogine
desde la cual afirma
que “el orden por fluctuaciones
es el mecanismo que regula la autoorganización", (p. 216) indicando que las pequeñas
desviaciones pueden llevar a un sistema hacia un nuevo régimen cualitativamente
diferente. Esto resalta la necesidad de políticas educativas que no solo
respondan a las necesidades inmediatas, sino que también fomenten la capacidad
de las comunidades para adaptarse y evolucionar.
Al considerar estas perspectivas, se vuelve evidente que las políticas
educativas en el Meta deben ser diseñadas para fomentar el desarrollo integral
de los estudiantes, promoviendo el pensamiento crítico, la autonomía y la
capacidad de los individuos para convertirse en agentes de cambio. Esto implica
una revalorización de la escuela como un espacio de interacción y convivencia,
donde las prácticas pedagógicas autopoieticas y biopedagógicas puedan florecer.
Este enfoque no solo promueve una educación más inclusiva y equitativa, sino
que también contribuye a la construcción de una ciudadanía crítica y
participativa.
La implementación de políticas educativas transformadoras, son cruciales
en este contexto. Estas políticas deben buscar no solo mejorar el acceso y la
calidad de la educación, sino también promover una cultura de paz y
convivencia. Las escuelas deben ser vistas como espacios donde se fomente el
respeto mutuo, la autonomía relacional y la participación activa de los
estudiantes en la vida de las comunidades, como actores políticos de
transformación y cambio, que les permita reivindicar
y dignificar sus derechos históricamente
vulnerados por la guerra , la
violencia y el abandono
estatal en el amplio territorio del departamento del
Meta .
En conclusión, el análisis de los modelos educativos y lo que constituyen
las políticas públicas, desde la perspectiva de la hegemonía cultural y las
estructuras disipativas, nos muestra la necesidad de una educación que promueva
la transformación social. Las políticas educativas deben ser diseñadas para
fomentar el desarrollo integral de los estudiantes, promoviendo el pensamiento
crítico, la autonomía y la capacidad de los individuos para convertirse en
agentes de cambio. La biopedagogía y la autopoiesis ofrecen una perspectiva conceptual
importante que lleva a reflexionar y repensar el papel de la escuela,
enfatizando la importancia de la interacción y la experiencia personal en la
construcción del conocimiento. Solo a través de una educación que humanice y transforme,
se podrá cerrar las brechas sociales con el fin de construir una sociedad más equitativa y justa en el Meta
y en toda Colombia.
Maturana, H. (2002). Transformación en la
convivencia (2ª ed.). Santiago de Chile: Dolmen Ediciones S.A.
Pulido Chaves, O. O. (2016). Transformación en la Convivencia. Humberto Maturana R. (Fundación
Convivencia, Ed.), Revista de Educación,
(12), 48-51.
Pulido Chaves, O. (2006). Hegemonía, cultura y
educación: Introducción a las estructuras culturales disipativas.
CLACSO, CLADE, CME, Buenos Aires.
Suárez, H., & Valencia, A. (Eds.). (2010). Educación y democracia: Un campo de combate.
Demófilo. Recuperado de http://omegalfa.es/downloadfile.php?file=libros/educacion-y-democracia.pdf
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